Para que calen nuestros clásicos

Todavía sigo leyendo en mis clases algunas obras de nuestro canon literario, pero no por una cuestión de resistencia contra la estupidez pedagógica que ha acabado con la enseñanza española, sino por pura cabezonería de viejo cascarrabias. Como sé que la batalla hace tiempo está perdida, lo que era una actitud combativa a favor de los clásicos durante mis primeros años en la trinchera, hoy se me ha convertido en unas nada heroicas ganas de llevar la contraria. O sea, que lo mío es algo más personal que altruista.

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