Un pequeñoburgués liberal

Dice Manuel Chaves Nogales en el prólogo de A sangre y fuego que la guerra civil española fue el laboratorio de dos ideologías, fascismo y comunismo, que pugnaron por la supremacía occidental. Tanto una como otra, asegura, eran opuestas en apariencia, pero hermanas en su odio por la democracia burguesa. Los españoles, concluye, fueron obligados a tomar partido sin saber que, al hacerlo, abandonaban la única causa capaz de combatir a ambos monstruos. «Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese», escribe en «Consejo obrero», el último cuento de la primera edición. Una imagen, la de la libertad huérfana de paladines, que entiendo cada vez más.

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