La idea consistía en que los alumnos de 1º de Compensatoria cometieran un acto terrorista. El tema estaba claro desde el principio: «¿por qué no quiero seguir estudiando en el instituto?». Luego escribiríamos un pequeño texto, doscientas palabras apenas, que respondería a la pregunta y trataría de convencer a quien lo leyese de que era injusto que la ley obligase a permanecer encerrados en una cárcel a chavales que estaban deseando ponerse a trabajar cuanto antes. Finalmente, imprimiríamos los panfletos en DIN A3 y, sin que nos vieran, como un comando ultrasecreto, los pegaríamos en las puertas de todas las aulas.
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El pueblo es como un niño
El pueblo es como un niño. Como a un niño se le habla y como a un niño se le trata. Como un niño al que le gusta que le cuenten las mismas historias porque son las únicas que puede comprender. Historias sencillas de mundos divididos en dos donde solo existen las cruzadas ideológicas. Mundos planos en los que él es el protagonista de su propio mito, el héroe de la libertad que disfruta y de la democracia que ha ganado merecidamente.
Seguir leyendoMaestros anticuados
Es un problema de perspectiva. Creemos que la enseñanza ha de trazar un camino que conduzca hacia el futuro. Estamos convencidos de que el papel del profesor consiste en ayudar a que los alumnos lo recorran. Y, sin embargo, nada de lo que se enseña pertenece al futuro. Ni siquiera al presente. Las clases de biología son un compendio de conocimientos pretéritos. Algunos teoremas matemáticos tienen milenios de existencia. No solo el profesor de historia mira hacia atrás; también lo hacen el de física, el de música, el de tecnología, el de educación plástica. Cuando un chaval descubre algo nuevo en una de esas materias, en realidad está aprendiendo cosas muy antiguas.
Seguir leyendoCiudades iluminadas
Hasta el siglo XIX, el hombre vivió solo de día. Anteriormente, rara vez se había atrevido a adentrarse más allá del crepúsculo. La noche era un vasto y misterioso territorio donde acechaban alimañas y enemigos emboscados. Es Frederick Albert Winsor quien acaba con ella al iluminar con gas Pall Mall en 1805. El alumbrado público consigue que el día alcance por fin sus veinticuatro horas de edad y que los miedos atávicos se llenen de colores nunca vistos. A partir de ese momento, lo desconocido abandonará las tinieblas de lo sobrenatural y se apropiará del difuminado impresionista de las farolas eléctricas y las lámparas belle epoque.
Seguir leyendoNacionalismos ecuménicos
Una de las grandes paradojas de los nacionalismos es que su existencia depende de la coartada histórica. Es una paradoja porque semejante necesidad contiene, al mismo tiempo, la semilla de su destrucción y de su fortaleza. Por un lado, los enfrenta a la cruda realidad de la carencia que los amenaza: los nacionalismos tienen mitos en vez de historia. Aunque, por otro, les confiere la osadía suficiente como para convertir el mito en historia. Es eso precisamente lo que ocurre cuando a los Studia Humanitatis del Renacimiento les suceden los estudios filológicos del Romanticismo. Frente a la universalidad de lo clásico, la territorialidad de lo vernáculo. Frente al orbe, el paisaje. Frente al latín, la lengua del pueblo. Vivimos aún inmersos en esa lucha; la muerte de las humanidades es su último capítulo.
Seguir leyendoSobre el miedo
No lo sabíamos todo sobre el miedo. Aunque lo habíamos conocido en situaciones donde lo sentíamos, jamás habíamos experimentado el miedo colectivo. El veintiuno es el siglo en el que las sociedades vuelven a tener miedo: al terrorista, a la pobreza, a la enfermedad, a la guerra, al fin del mundo. Pero nos ha marcado a unos más que a otros. Para los más jóvenes, que no han conocido otra cosa, el miedo no es tan perceptible como para quienes hemos vivido a caballo entre dos centurias. Es muy difícil que ellos puedan concebir una realidad sin controles de equipaje en los aeropuertos, sin puertas cerradas en los institutos, sin espacios seguros en las universidades o sin padres helicóptero en todas partes. No conocen más reglas que las de la incertidumbre y la desconfianza. Nosotros, en cambio, provenimos de otro universo donde la seguridad todavía no era el único valor del rebaño ni una consigna política que podía ganar elecciones.
Seguir leyendoRevoluciones analógicas
Al final, todo sigue estando como lo conocíamos. Internet no ha provocado los cambios que algunos auguraban. La gente continúa leyendo libros, saliendo a la calle y distinguiendo entre la realidad de lo cotidiano y la virtualidad de la pantalla. El tiempo suele poner las cosas en su sitio y acaba concediendo a los sucesos la justa trascendencia que merecen. Lo digital ha puesto patas arriba hábitos sociales y personales, pero el mundo en que vivimos permanece estancado en la misma rutina histórica de siempre
Seguir leyendoMilitantes
Si la guerra es la continuación de la política por otros medios, crear tensión social es todo un arte. El enfrentamiento que provoca la guerra es explícito y burdo; el de la tensión, en cambio, es mucho más sutil. Quienes la idean no son ingenieros sociales, sino orfebres de la realidad. Liman y engastan los mensajes para polarizar el ágora convenientemente. El relato que resulta es consabido: luz frente a sombras, buenos contra malvados. Se recompone el universo para que este sea un sitio donde todo está por hacer. Y así se nos sugiere que el progreso es en realidad una ensoñación que oculta un complot que busca nuestra ruina. La izquierda se ha aliado con el globalismo y los poderes financieros. La derecha impulsa una nueva involución que acabará con los derechos conseguidos. Estamos en una hora crucial y tú tienes que elegir bando. Habla. Opina. Discute. Sé un militante.
Seguir leyendoEl profesor de secundaria
No hay nadie en este país que cometa al día tantas faltas, tantas ilegalidades, como el profesor de secundaria. De hecho, lleva tanto tiempo cometiéndolas que ya forman parte de la esencia de su labor. Puede parecer lo contrario, pero cuando el doctor Jenkyll cierra la puerta de su aula, empieza a crecer la sombra del señor Hyde. Donde debiera haber actividades basadas en proyectos, se alza una clase magistral sobre la célula, y donde juegos y recursos informáticos, se interponen los dictados y los copiados de toda la vida. El profesor de secundaria se matricula en cursos de innovación educativa y asiente con sonrisa servil a las recetas de orientadores y pedagogos, sin embargo, después, a la hora de la verdad, termina haciendo lo que quiere, es decir, exactamente lo contrario.
Seguir leyendoViva el sur
Por más que lo quieran ocultar, el patrón se repite: el sur es civilización y el norte, barbarie. Mientras allí fornican con sus ovejas y adoran a sus dioses de la muerte, aquí se escribe el Ars amandi y se venera el esplendor del cuerpo humano. En el sur se inventa una religión que nos anima a amar a nuestros enemigos; en Upsala están haciendo sacrificios humanos hasta bien entrado el siglo XI. El sur crea, el norte destruye. De allá son la incursión, el saqueo y la piratería. Indoeuropeos, germanos, vikingos, ingleses: todos provienen de un mismo punto cardinal y todos quieren siempre algo de nosotros.
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