Si vives en el sur de España, es imposible que te guste el verano. Dirás que te gusta porque temes que te consideren un amargado, un cenizo o, lo que es peor, un rancio, pero una persona mayor y con dos dedos de frente no puede amar el látigo del verdugo ni las llamas del infierno.
Seguir leyendoMes: junio 2022
El sureste
Hay algo peor que haber nacido en España: ser del sureste. Si eres del sureste, ya sabes que estás condenado a que te miren con desconfianza, pero no porque piensen que les vas a hacer algo malo, sino porque sospechen que eres un espejismo. Murcia y Almería (y parte de Albacete también) componen esa dudosa terra incognita que separa Sierra Nevada de la playa del Postiguet. En el sureste no hay parajes que singularicen su geografía ni monumentos que identifiquen sus ciudades; el Mar Menor, como todo el mundo sabe, no existe, y la Alcazaba de Almería o la Catedral de Murcia no son ni la Alhambra ni la Catedral de León. Lo único identificable del sureste es que sus aborígenes abren exageradamente las vocales y votan a partidos de derechas. En resumen, si el sureste es un no-lugar que nadie es capaz de situar en el mapa, tú, suresteño, no eres prácticamente nada.
Seguir leyendoEl profesor de secundaria
No hay nadie en este país que cometa al día tantas faltas, tantas ilegalidades, como el profesor de secundaria. De hecho, lleva tanto tiempo cometiéndolas que ya forman parte de la esencia de su labor. Puede parecer lo contrario, pero cuando el doctor Jenkyll cierra la puerta de su aula, empieza a crecer la sombra del señor Hyde. Donde debiera haber actividades basadas en proyectos, se alza una clase magistral sobre la célula, y donde juegos y recursos informáticos, se interponen los dictados y los copiados de toda la vida. El profesor de secundaria se matricula en cursos de innovación educativa y asiente con sonrisa servil a las recetas de orientadores y pedagogos, sin embargo, después, a la hora de la verdad, termina haciendo lo que quiere, es decir, exactamente lo contrario.
Seguir leyendoSomos muchos
Somos muchos, quizá demasiados. Levantas una piedra, fisgoneas en un perfil y acabas encontrándote con alguno de nosotros. Estamos por todas partes, e incluso hay quien piensa que no cabemos ni uno más. Por supuesto, no me refiero a los tontos (aunque los haya), sino a la gente que, de la noche a la mañana, se ha puesto a escribir. Porque es un hecho indiscutible que todo el mundo escribe últimamente, y, lo que es más indiscutible todavía, que una gran mayoría tiene su librito publicado. Confieso que, hasta hace poco, mi corporativismo me impedía admitir esta evidencia. Pero al final no he tenido más remedio que caer del caballo. En efecto, somos muchos, demasiados tal vez. El planeta literario está superpoblado y sus recursos son cada vez más pobres. Y esto es así porque cada libro que sale a la venta ocupa el doble de espacio: el suyo y el de un ego hipertrofiado esperando reconocimiento.
Seguir leyendoPSOE
Si Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, quisiera que el chino mandarín fuese la lengua vehicular de la enseñanza española, el chino mandarín, tarde o temprano, sería la lengua vehicular de la enseñanza española. Por el contrario, si a Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, se le ocurriese lo mismo estando en el gobierno, arderían las calles durante semanas. Esto es así, no porque Sánchez sea más guapo o tenga más poder que Núñez Feijóo, sino porque Sánchez pertenece al PSOE y Núñez Feijóo a su comparsa.
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