Gimnasios

Si alguien quiere saber a qué dedican las tardes los jóvenes españoles, solo tiene que pasar por un gimnasio. Comprobará que está repleto de chavales de entre 14 y 18 años que buscan desesperadamente la hipertrofia muscular. A veces observo cómo algunos de ellos, que aún no han pegado el estirón, luchan contra la gravedad del universo, pese a que esta sigue siendo una fuerza muchísimo más débil que la que ostenta su propia niñez. Y pienso que, en mi juventud, yo me dedicaba a castigar mi cuerpo, no a cultivarlo. Y lo hacía porque estaban vigentes los valores heredados de décadas anteriores. Yo viví cuando la estética del perdedor daba sus últimos coletazos y todavía se admiraban las vidas fulminantes de quienes habían optado por la autodestrucción. Ahora eso es imposible. Ahora Kurt Cobain sería considerado un fracasado.

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