Siempre me ha parecido que la historia de Francia está sobrevalorada. A poco que uno atienda a los hechos más relevantes de sus últimos cuatro siglos, observará que su aportación al mundo no ha sido tan determinante como la mayoría de los historiadores se ha empeñado en señalar. Y más si se tiene en cuenta que casi todo lo que ha emprendido ha fracasado estrepitosamente. En realidad, su supuesta grandeur dura lo que dura Luis XIV en el trono, y aun así, su tentativa de imperio americano sale terriblemente mal.
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