Primero es el huevo y después la gallina, o, lo que es lo mismo, primero existe el sistema productivo y luego se concibe un sistema educativo que se adapte a él lo mejor posible. De hecho, la educación pública se universalizó durante la Revolución Industrial porque un gran número de trabajos relacionados con la industria, el comercio y los servicios requería la habilidad de leer, escribir y realizar operaciones matemáticas sencillas. La realidad siempre es decepcionantemente prosaica: si los estados han invertido en capital humano y en educación ha sido por las necesidades económicas del momento, no por imperativos morales o filantrópicos.
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