24 del 2 del 22

No sé si se trata de un privilegio o no, pero lo cierto es que nos ha tocado vivir una de esas extrañas épocas en las que el orden que hasta hace poco creíamos inmutable se viene inevitablemente abajo. El «siglo americano» llega a su fin sin que hayan pasado cien años siquiera. No ha sabido gestionar EE.UU. la posición de preeminencia que ganó con la desintegración del mundo comunista. El gen depredador que anida en toda nación protestante lo ha hecho cometer demasiados errores. Sobre todo en el Heartland asiático, especie de obsesión que, desde su intervención en Irak, ha terminado convirtiendo en un avispero imposible.

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